El presidente de la asociación, Alejandro Barrio Arias, se embarcó en un viaje que no solo cumplía con sus obligaciones laborales, sino que también alimentaba su pasión por la historia. En uno de esos momentos que se convierten en recuerdos imborrables, Alejandro decidió hacer una escapada a la cautivadora ciudad romana de Andelos. Este antiguo enclave, hoy accesible a través del Museo Arqueológico de Andelos, se encuentra en el término municipal de Mendigorría y se erige como un testigo silencioso de la rica herencia cultural que ha perdurado a lo largo de los siglos.
Andelos no es solo un sitio arqueológico; es un viaje al pasado, una ventana a una época en la que la vida cotidiana de sus habitantes floreció en pleno contacto con el vasto mundo romano. Alejandro, siempre entusiasmado por la historia, se dejó envolver por la atmósfera única de la villa. Recordó, con especial cariño, el trato excepcional que recibió por parte de los encargados del museo, quienes hicieron todo lo posible para ofrecerle una experiencia inmersiva y total. "El buen trato con el que me recibieron y todas las facilidades que me dieron", comentaba con una sonrisa, destacando la amabilidad local y el genuino interés por compartir la historia del lugar.
La historia de Andelos es fascinante y profunda. Antes de convertirse en la afamada villa romana que todos conocemos, este lugar ya había sido escenario de un asentamiento humano que se remonta a los siglos IV-III a.C. Los vestigios encontradas sugieren que desde el siglo II a.C., los vascones empezaron a establecer primeros contactos con el mundo romano, llevando a transformaciones culturales que moldearían la identidad de la región. La ciudad alcanzó su máximo esplendor durante los siglos I y II d.C., un periodo de significativo desarrollo urbano, que culminó en la instalación de un complejo sistema hidráulico crucial para la vida de sus habitantes. Este testimonio de ingeniería y adaptación al medio es un recordatorio de la destreza y la innovación de quienes habitaron estas tierras.
No obstante, la historia de Andelos no se detiene en la era romana; la villa continuó siendo habitada hasta la época medieval tardía, donde la única huella visible de este tiempo es la ermita de Nuestra Señora de Andión, que se alza como un símbolo de resistencia y continuidad a través de los siglos. Este lugar, que una vez fue un bullicioso centro de vida y comercio, hoy nos invita a reflexionar sobre las capas de historia que yacen bajo nuestros pies.
Alejandro también aprovechó su visita para felicitar a todos los involucrados en el Festival Romano de Andelo, celebrado el pasado 29 y 30 de junio de 2024. Un evento que, según él, promete ser una experiencia inolvidable para todos los amantes de la historia. "Espero algún día poder asistir", compartió con entusiasmo, imaginando el bullicio y la alegría de revivir épocas pasadas a través de recreaciones históricas, exhibiciones y actividades que llenan el aire con el espíritu de la antigua Roma. Sin duda, es un momento único para conectarse con el pasado y disfrutar del legado cultural que Andelos tiene para ofrecer.
Por ello, Alejandro hace un llamado a todos aquellos que comparten su amor por la historia: no duden en hacer un ligero desvío en su camino y visitar el Museo Arqueológico de Andelos. Y si tienen la fortuna de poder asistir al festival, ¡aprovechen cada oportunidad! Revivir la historia no es solo una actividad, es una forma de conectar con nuestros antepasados, de comprender mejor nuestras raíces y de celebrar la riqueza cultural que nos une a todos. La historia de Andelos no es solo un capítulo en los libros de texto, sino una experiencia que nos invita a ser parte de su narrativa eterna.

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