Natale di Roma 2025

Publicado el 21 de abril de 2025, 20:09

Este pasado fin de semana, Roma volvió a vestirse de toga, armadura y laureles para celebrar su cumpleaños, el ya tradicional Natale di Roma, una cita que no solo rememora la fundación de la Ciudad Eterna, sino que también revive su esencia, su alma antigua, su fuerza milenaria. Y entre los cientos de apasionados por la romanidad que acudieron, nuestra socia Mónica Ortega brilló con una presencia muy especial. Porque no asistió solo como una entusiasta de la historia o como una miembro de nuestra comunidad.

No.

Mónica estuvo allí como Quattuorviri Rerum Curandarum, uno de los cargos honoríficos en la comunidad de Nova Roma, una organización dedicada a revivir los valores, costumbres y organización política de la antigua Roma. Una distinción que no solo reconoce su compromiso, sino que también le otorga un papel activo en la gestión cultural y simbólica de esta peculiar “res pública romana renacida”.


Un preludio encantador en Tívoli

Antes de sumergirse en el bullicio romano del aniversario de la fundación de la Urbe, Mónica hizo una parada mágica en Tívoli, ese rincón encantado a las afueras de Roma que parece detenido en el tiempo. Lo hizo acompañada de Ambrogio Pompei, entrañable amigo y miembro de la Asociación Romanitas de Roma, con quien compartió una jornada intensa de historia y belleza.

Juntos pasearon por los pasillos y jardines de la Villa d’Este, una obra maestra del Renacimiento italiano, declarada Patrimonio de la Humanidad. Sus fuentes danzantes, sus terrazas cubiertas de verdor y sus vistas panorámicas ofrecieron un momento de calma y contemplación antes del torbellino emocional que estaba por llegar. Una especie de pausa sagrada antes de adentrarse en el corazón del mito.


El Natale di Roma: entre la celebración y la conmoción

Roma se preparaba para celebrar su aniversario, en una jornada que prometía desfiles históricos, recreaciones militares, rituales religiosos y discursos de inspiración clásica. En este escenario, Mónica Ortega, vestida con su túnica ceremonial y representando dignamente tanto a nuestra comunidad como a Nova Roma, se sumó a la celebración de este día tan cargado de simbolismo y legado.

Sin embargo, lo que debía ser una jornada de fiesta y exaltación histórica, se vio marcada por un giro inesperado y profundamente conmovedor: el fallecimiento del Papa, una figura de relevancia espiritual y simbólica no solo para los católicos, sino para Roma misma como ciudad. Por respeto y en señal de duelo, el evento fue interrumpido, dejando en el aire una sensación de recogimiento y solemnidad.

A pesar del abrupto final, la experiencia vivida por Mónica y su cercanía con figuras clave del mundo de la recreación romana como Ambrogio Pompei deja huella. Porque más allá del protocolo, los trajes, y los títulos, estamos hablando de personas que viven, sienten y transmiten la historia con pasión, con respeto y con un deseo auténtico de conectar el presente con las raíces del pasado.

Roma no es solo ruinas ni museos: es una idea, un espíritu que sigue latiendo, y gracias a personas como Mónica, ese latido resuena más fuerte que nunca.

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